Nulidades Eclesiásticas

El Derecho Canónico es una rama encargada del estudio del ordenamiento jurídico y la organización de la Iglesia Católica. Encuentra su fundamento en las Escrituras, la tradición y los códigos y normas que emanan de las autoridades de la Iglesia. Esta es la rama del Derecho que se encarga de validar las nulidades matrimoniales.

Este no debe confundirse con el Derecho Eclesiástico, que es el que emana del poder legislativo del Estado y regula aspectos sociales de la relación con la Iglesia, como es el reconocimiento civil de actos religiosos. Esta es la rama del Derecho que se encarga de dotar de efectos civiles a los matrimonios religiosos.

Los Tribunales Eclesiásticos son organismos jurídicos donde se juzga con derecho propio y exclusivo las causas que se refieren a cosas espirituales, o relacionadas a ellas, así como la violación de las leyes eclesiásticas y todo aquello que contenga razón de pecado, por lo que se refiere a la determinación de la culpa y a la imposición de penas eclesiásticas.

La nulidad matrimonial eclesiástica es un procedimiento judicial propio del Derecho Canónico, ante el Tribunal Eclesiástico competente, que tiene como objetivo probar si un matrimonio, a la hora de su celebración, es nulo o no, a través de la producción de vicios o defecto esenciales que impiden la efectividad de aquel.

En caso de que durante el procedimiento se consiga probar la existencia de una causa de nulidad, el Tribunal dictará Sentencia a favor de la misma, y se tendrá como si tal matrimonio religioso nunca se hubiera celebrado.

Existen tres grandes causas para solicitar la nulidad matrimonial canónica, dentro de las cuales existen diversos supuestos:

Existencia de vicios en el consentimiento:

• Intimidación, violencia o miedo grave.
• Dolo provocado para obtener el consentimiento.
• Matrimonio bajo condición de un hecho futuro o incierto.
• Ignorancia de las propiedades esenciales del matrimonio.
• Error en la identidad de la persona o de una cualidad esencial de la persona y que afecte a la vida matrimonial.
• Incapacidad para prestar el consentimiento por falta de uso de razón, grave defecto de discreción de juicio, o causas de naturaleza psíquica.

Defectos en la celebración del matrimonio:

• Matrimonio celebrado por poderes que resulten nulos.
• Falta de asistencia del Párroco a la celebración.
• Matrimonio celebrado con la ausencia de un testigo.

Existencia de impedimentos:

• Disparidad de cultos.
• Existencia de un matrimonio anterior.
• No alcanzar la edad mínima para contraer matrimonio católico. La minoría de edad para los hombres se establece en 16 años, y para las mujeres en 14 años.
• Orden sagrado y voto público y perpetuo de castidad.
• Imposibilidad de mantener relaciones sexuales (impotencia).
• Parentesco.
• Delitos cometidos para contraer matrimonio.

No es necesario que los dos cónyuges estén de acuerdo. Será suficiente con que una de las partes quiera realizar la solicitud y la fundamente en una de las causas existentes para que se otorgue su nulidad.

El propio ordenamiento jurídico se encarga de dotar a la nulidad canónica de eficacia en el orden civil, siempre y cuando se declare ajustado al Derecho del Estado en resolución dictada por el Juez Civil competente.

Para ello, será necesario que sea solicitado expresamente por cualquiera de los cónyuges, y únicamente se requerirá su homologación ante el Juez Civil.

Posteriormente, se inscribirá en el Registro Civil correspondiente.

Sí, la sentencia firme que declara la nulidad equipara a los cónyuges a una situación de soltería, en la que nunca se ha contraído matrimonio religioso, por lo ambas partes tienen libertad para volver a casarse por la Iglesia.

No. Puedes solicitarla en cualquier momento.