Los hombres creen que las mujeres son peores que ellos y las mujeres creen que son peores los hombres, pero ambos se equivocan.
La vida transcurre deprisa, más de lo que nos gustaría. Esto es así hasta tal punto, que compartir un buen café con un amigo puede convertirse en una auténtica odisea cuando las horas del día, siempre se quedan cortas. Sin embargo, que bien sienta cuando lo consigues.
La semana pasada tras hacer unos cuantos malabares, conseguí quedar una compañera y amiga , para hacer una comida espress en el Rodilla de Nuevos Ministerios.
Pese a que charlamos sobre diferentes temas, finalmente el protagonista de todos ellos fue nuestra profesión. Abogadas.
Contrastamos opiniones y experiencias sobre lo tremendamente duros que son los inicios para alguien que empieza a ejercer justo en plena crisis, y con el añadido de no ser un pipiolo que tiene prácticamente toda la veintena por delante.
Ambas coincidimos en que si tienes vocación y eres perseverante, los resultados acaban llegando. No obstante, por el camino te encuentras todo tipo de baches difíciles de digerir.
Desde la explotación camuflada bajo la apariencia de prácticas formativas (de las que no sacas nada en claro), pasando por salarios insultantes (y jornadas interminables), hasta acabar en las las falsas expectativas que otros te crean o puertas cerradas a cal y canto que te encuentras por el camino -pues no todos los veteranos están dispuestos a tenderte una mano-. Lastimosamente tendría que añadir que pese a vivir en pleno siglo XXI, las mujeres seguimos encontrándonos en esta profesión con ciertos obstáculos del todo indignantes. Ahí lo dejo.
También tocamos el tema de la «eterna formación». Es necesario el estar actualizado y de vez en cuando reciclar conocimientos haciendo algún curso o asistiendo a congresos o seminarios. Pero no nos engañemos, el timo de la formación está más presente que nunca, y se nutre de las esperanzas de aquellos que anhelan desesperadamente una oportunidad.
Por otro lado las redes sociales, mucho ruido y pocas nueces. Evidentemente me parecen una buena herramienta que te permite interactuar con personas de tu profesión, y es una publicidad gratuita de tu trabajo francamente valiosa. Pero de ninguna manera, es la panacea ni la solución a los problemas.
A todos aquellos que estáis comenzando y que queréis abriros paso en esta apasionante profesión, os daría unos cuantos consejos:
– No os dejéis deslumbrar por los atajos u oportunidades milagro de cualquier tipo. Hoy en día la única receta para conseguir vuestras metas es la perseverancia, la paciencia y la pasión por lo que hacéis.
– No depositéis vuestras esperanzas en nadie. Si recibís ayuda externa, bienvenida sea. Pero el primer paso es saber que contáis con vosotros mismos.
– Usad inteligentemente las redes sociales, como herramienta de trabajo y escaparate para dar a conocer quienes sois y lo que sois capaces de dar.
– Aliaros. Abandonad esa mentalidad competitiva, y buscad buenos compañeros que os complementen. La unión, hace la fuerza.
– No despilfarréis el dinero en formaciones fantasma que no os van a servir de nada en el futuro. Tirad de becas y asistid a jornadas y eventos dónde tengáis la oportunidad de relacionaros con profesionales de vuestro sector.
– Pese a que las cosas están complicadas, haceros valer. Hay que saber marcar límites.
– Elaborad un plan de actuación, con pequeñas metas anuales.
– Sed generosos. Al final, la generosidad siempre vuelve de una forma u otra.
Espero que a todos aquellos que aún estudiáis o que estáis ya buscando trabajo, os haya servido de ayuda.
No hace tanto tiempo me he visto en la inquietante situación de no saber hacia donde tirar, pero al final el talento y las ganas, se abren camino. No lo dudéis.
Eso sí, cuando consigáis despegar y llegar a vuestro destino, nunca os olvidéis de vuestros duros inicios. Los que vienen detrás, os lo agradecerán.
Delia Rodríguez
Abogada y Mediadora
delia@vestaliaasociados.es
