Desgraciadamente, el obtener la guarda y custodia en un proceso de separación es una auténtica batalla por la custodia compartida para muchos padres.
Cuando los clientes llegan al despacho, y comparten su historia, percibo que es una opción que a priori dan por perdida, asumiendo con tristeza, y pese a sus deseos, que tendrán que convertirse en simples padres-visita.
Tu punto de vista es importante
La mayoría de las veces, cuando salen por esta puerta tras pintarles otro escenario, lucen otro semblante mucho más relajado. Parecen esperanzados.
Lo primero, y principal, es analizar el modelo familiar que se ha estado gestionando hasta ese momento, es decir, como los padres y madres se han distribuido todas las funciones relacionadas con la crianza de los hijos y el funcionamiento del hogar.
Por otro lado, estudiar las circunstancias personales, laborales y económicas de ambos progenitores, pues no debemos olvidar que cada familia ES UN MUNDO. Importante reseñar que la custodia compartida no siempre es la solución, siendo necesario evaluar caso por caso.
Lo primero son los niños
Todo ello nos llevará a diseñar un plan de corresponsabilidad parental viable que permita adoptar la guarda y custodia compartida velando, prioritariamente, por los intereses de los niños.
Todo esto suena muy bonito sobre el papel, pero la realidad es otra muy distinta. En el momento en el que se traslada a la parte contraria la intención de adoptar el modelo de guarda y custodia compartida de los hijos, ocurre un fenómeno que suelo llamar «la conversión».
Este cambio de actitud radical, por norma general en las madres, conlleva una serie de acciones encaminadas a obstruir o destruir cualquier posibilidad de optar por la guarda y custodia compartida. ¿El por qué? Muchas veces ni siquiera existe uno en concreto.
Estar informados y ser objetivos, clave
Quizá ese afán por destruir las posibilidades del otro a optar por la custodia compartida sea causado por miedo, desconocimiento o falta de asesoramiento previo. En ocasiones, tristemente, las personas actúan movidas por sus intereses personales/económicos o por las ganas de atacar al otro «donde más le duele», olvidando por completo el altísimo coste que supone abrir la Caja De Pandora (el procedimiento contencioso).
Desde esa primera toma de contacto oficial (vía burofax), donde se comunican los deseos del padre (custodia compartida), hay quien decide afilar el hacha entonando el grito de guerra «no me vas a quitar a mis hijos». ¿Pero quién ha hablado de arrebatar los hijos a nadie? Los hijos no son una propiedad pero, en todo caso, existen un padre y una madre con los mismos derechos y deberes.
¿Tan difícil es entender que un padre se revuelva con desesperación ante la idea de dejar de arropar por las noches a sus hijos, como venía haciendo anteriormente?
El segundo paso, que lastimosamente vemos habitualmente, es enturbiar conscientemente el ambiente en casa para provocar la salida del domicilio del padre. En otras ocasiones, la madre directamente toma la decisión unilateral de marcharse de casa, incluso a otra ciudad, con la esperanza de asentar la guarda y custodia exclusiva. Pero, ¿somos conscientes del precio que pagan los hijos por este tipo de acciones? ¿Cuántos padres existen que se han pasado meses sin ver a sus hijos hasta que se dicta el auto de medidas provisionales?
Lo que jamás debes hacer, desprestigiar
El último golpe, el más deleznable de todos, es desprestigiar la figura de uno de los progenitores frente a los hijos, manipulándoles con absoluta crueldad. Imaginad que, siendo niños, una de las personas que más amáis en este mundo os hablara mal de la otra persona más importante en vuestra vida. Pensad en que, además, vuestros dos referentes os pusieran en la difícil tesitura de «elegir» a quién queréis más (con quien queréis vivir).
Hagamos una pausa en medio de esta locura, reflexionemos. ¿En qué momento unos padres o madres pierden de vista lo verdaderamente importante: los niños? ¿En qué instante dejamos que el odio o el rencor nos invada y nos nuble la perspectiva?
Si de verdad amáis a vuestros hijos lo primero que tenéis que hacer es acudir JUNTOS al profesional adecuado. Una persona imparcial que os explique los distintos escenarios posibles, que os ayude a buscar soluciones personalizadas a vuestro caso y, sobre todo, que os haga entender que la opción alternativa a la vía amistosa es una batalla por la custodia compartida perdida. Perdida porque, aunque la sentencia sea lo que venimos deseando, el daño producido por el tortuoso camino, no es cuantificable.
¿Necesitas más información? Si quieres podemos ayudarte a conseguir la mejor solución para tu caso. Estamos a tu disposición, simplemente escríbenos, sin compromiso alguno.
Delia María Rodríguez
Socia Directora. Abogada y Mediadora en Vestalia Asociados
www.vestaliaasociados.es
Un muy buen análisis de la actual situación de la guardia y custodia compartida que, por desgracia, es una auténtica batalla.
José María.